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EL PLACER DE JUGAR: La contribución de los juegos lúdicos en la formación del jugador de fútbol

[vc_row][vc_column][vc_column_text]El fútbol es un juego. Posee espacio y tiempo delimitado, con fin en sí mismo, reglas libremente concebidas y obligatorias; momentos de tensión y alegría, características fundamentales de un juego, según Johan Huizinga, filósofo y autor del libro “Homo Ludens: el juego como elemento de la cultura”.

En el ámbito escolar, los juegos aparecen como una herramienta de enseñanza, pues pueden envolver una serie de facilitadores educacionales y auxiliares en el proceso de aprendizaje individual y colectivo. De hecho, la escuela posee un interés en el sentido de educar y enseñar al individuo a ser un ciudadano con criterio.

Con todo esto, tratándose de fútbol, el entrenamiento no es más que un proceso de aprendizaje motor y cognitivo, en el cual el jugador busca perfeccionar sus habilidades para tornarse un atleta de primera. En otras palabras, el técnico asume el papel de profesor y los jugadores de los alumnos.

Entre tantas herramientas disponibles tal vez el juego sea aquella con mayor interacción entre las aéreas escolares y el entrenamiento. En ese contexto, es importante destacar el papel que esas actividades desempeñan, pero muchas veces pueden ser algo no serio. Este, con certeza, es uno de los grandes errores de muchos entrenadores, asumir la diversión como algo no serio. Para muchos la sesión de entrenamiento debe ser aburrida y repetitiva.

Tal vez el gran desafío en la enseñanza y entrenamiento de fútbol para niños y adolescentes esté relacionado con la atención. Los jóvenes de la actualidad, nacieron, crecieron y viven en un mundo donde sus mentes son bombardeadas constantemente de informaciones y estímulos. Esos individuos realizan innumerables tareas al mismo tiempo y, por cuenta de eso, cualquier actividad monótona y no muy variable se torna poco interesante.
Es en ese momento que el juego lúdico aparece como una herramienta fundamental en el entrenamiento futbolístico. En las edades iniciales, nada más adecuado que hacer que los niños se diviertan, sintiéndose a gusto con el fútbol. En el momento de jugar, ellos estimulan su creatividad y vuelcan toda su concentración para aquello que están haciendo.

Por ejemplo, intente mantener a los chicos en línea para realizar un ejercicio de pase. Obviamente, se trata de algo posible y muy realizado en las escuelas y academias en el mundo. Ahora, intente desenvolver una actividad (juego) donde los niños deben intercambiar un número determinado de pases para lograr un objetivo en común. El simple hecho de que haya reglas y un objetivo, con certeza captará mucho más la atención de esos niños.

Aún el juego no precisa ser específicamente competitivo. Como en el ejemplo de arriba, es posible que se elabore un juego en el cual todos deban actuar en pro de una meta. Además del beneficio motor (por la realización de los gestos técnicos) y cognitivo (por el entendimiento y la toma de decisiones), el juego cooperativo puede tener una importante función en la vinculación y relacionamiento de los atletas, demostrando la esencia del juego, de que son un equipo unido.

Por lo tanto, sea cual fuera el juego escogido o inventado, es necesario intentar llevar a los niños para la propuesta de entrenamiento, agregando el componente lúdico en determinados momentos de una sesión de entrenamiento o de un aprendizaje.[/vc_column_text][vc_column_text]

Marcelo Possari Matsuguma | CEO WCGSports  | Bachillerato en Educación Física de la Universidade Estadual de Campinas- São Paulo | Técnico de Fútbol y Fútbol Sala con experiencia internacional en las categorías de formación y profesionales

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