[vc_row][vc_column][vc_column_text]Ganar un partido, conquistar un campeonato, lograr un objetivo. Son innumerables las posibilidades para definir una situación de victoria en el fútbol. Pero en muchos casos, ganar no significa solamente obtener un resultado deportivo concreto.
Son muchos los técnicos y entrenadores de fútbol en las edades de formación, que atribuyen el éxito de sus trabajos a las victorias obtenidas en juegos o en torneos y campeonatos ganados. Es un hecho, la competencia es algo fundamental en el proceso de desarrollo del futbolista, pues al final esos jóvenes están preparándose para el mundo del deporte profesional, donde vencer es la única garantía de trabajo. Siendo así, es necesario preparar a esos futuros atletas para saber lidiar con los momentos de presión, competencia y frustración, desde las primeras categorías.
Empíricamente, se puede afirmar el hecho de que los mayores jugadores de fútbol de todos los tiempos, han sido aquellos más preparados psicológicamente, sabiendo controlar sus emociones e impulsos para mantener la tranquilidad y tomar la mejor decisión frente a las situaciones problemáticas impuestas por el juego. No es extraño que las leyendas del fútbol son conocidas por haber venido de familias pobres y por haber enfrentado dificultades en la infancia, esas características socio-económicas de los jugadores pueden haber contribuido para el fortalecimiento emocional de esos jugadores.
En el año 2012, Corinthians (BRA) y Boca Juniors (ARG) fueron los equipos finalistas de la Copa Santander Libertadores de América. El atacante del equipo brasileño, Emerson “Sheik”, fue la estrella tanto en el partido de ida en Buenos Aires, cuando dio el pase de gol del empate, así como también en el partido de vuelta, cuando marcó los dos goles de la victoria y consecuentemente el título. Al final de la partida, durante la entrevista colectiva, el mismo jugador fue cuestionado sobre como él había soportado la presión de la hinchada de Boca en la Bombonera y la presión de la propia hinchada en el Estadio de Pacaembu:
“Yo nací y fui criado en un lugar muy simple, y vi cosas que tal vez muchos de ustedes (periodistas) no vieron. Me preguntan si sentí la presión por jugar en la Bombonera, presión es acostarte en la cama y quedarse con miedo de recibir una bala perdida en la cabeza o en el pecho, eso sí es presión. Jugar en un estadio lleno, con pelota nueva y pasto perfecto, es para disfrutar, no para sentir presión” .
La declaración del jugador ejemplifica cuán importante es que los jóvenes atletas sean enseñados a lidiar con esas situaciones (en la cancha). Y la mejor manera de prepararlos es sometiéndolos a esos momentos a través de la competencia.
Con todo esto, existe el otro lado de la moneda, mucho más importante y que debe ser considerado. Frecuentemente, los entrenadores y técnicos en las edades de formación, confunden la importancia de la competición y de los resultados de victoria con metodologías de enseñanza y proceso pedagógico.
Es en edad de formación deportiva, el mejor período para la construcción del repertorio futbolístico del individuo, sea desde el punto de vista técnico, táctico o físico. Cuanto más amplio sea el abanico de vivencias, más completo y más apto para resolver los problemas de juego estará el jugador.
Se trata de un concepto obvio, pero poco aplicado. Diversos equipo infantiles juegan a un fútbol totalmente dependiente de aquel niño más habilidoso y desarrollado en el juego, usando el famoso sistema “todos marquen y él hace goles” o “pasale la pelota que él lo resuelve”. En esos casos, uno se pregunta cómo será el desarrollo de aquellos niños que son tratados como mero reparto de un equipo? Cómo ellos van a poder encarar el juego en su más amplio entendimiento?
Así, igual a los modelos industriales de producción en masa, como el Fordismo, ellos están siendo enseñados a realizar una única función condicionada y no a entender el juego como un todo. Mas ampliamente, se puede decir que es esos casos, están formando jugadores alienados, pues juegan al fútbol, pero no conocen el juego como un todo. Vivenciaron muy pocas situaciones y nunca fueron responsables de la resolución de problemas.
Innumerables factores contribuyen a esa problemática y generalmente el error comienza en los sectores administrativos de los clubes/escuelas, en la definición de sus objetivos y metas. Se trata de un error inmenso atribuir el éxito de un programa de formación de atletas, a los números de títulos conquistados, una gran incoherencia, en un programa de formación el objetivo debería ser formar y no solamente competir.
Algunos entrenadores pasan por situaciones absurdas donde son alertados por el hecho de que sufrieron algunas derrotas consecutivas, perdiendo el empleo. Consecuentemente, pasan a adoptar metodologías alternativas que garanticen el resultado, pero con poco desarrollo de todos los atletas del equipo. Por ejemplo, al exigir a un defensor que se deshaga de la pelota pateando directamente al atacante; el entrenador estará privando a todo el equipo de hacer un fútbol más dinámico y total. Es claro que el problema no está en patear la pelota para adelante por miedo a tenerla, el problema está en asumir eso como la única verdad para el desarrollo de los jugadores.[/vc_column_text][vc_column_text]
“¿Hasta qué punto la búsqueda de la victoria en las edades de formación debe ser de carácter prioritario?”
[/vc_column_text][vc_column_text]El punto clave está en el abordaje acerca de las categorías de base que algunos equipos poseen. Obviamente, la gran mayoría de ellas se preocupa con los resultados de sus jóvenes atletas, pero mas allá de eso, las metas trazadas en el planeamiento del equipo deben estar basadas mucho más en los resultados a largo plazo del proyecto. En otras palabras, lo que importa es cuantos jugadores de la categoría de base va de hecho a convertirse en un profesional, cuántos de esos jugadores podrán traer dinero en una futura venta y cuan preparados esos jugadores estarán para ganar títulos en el equipo principal. En América del sur, cuantas veces fue anunciado el número de títulos sub-17 de Barcelona o sub-21 de Manchester United? Son prácticamente nulos los casos.
Pep Guardiola, cierta vez fue cuestionado sobre su trabajo, pues entrenaba un Barcelona visto como uno de los equipos más caros del fútbol mundial de la época. En su respuesta, confirmó tener en sus manos a uno de los mejores equipos del mundo, pero se acordó que el club tuvo costo cero en buena parte del proceso de montaje del elenco: Valdez, Puyol, Busquet, Xavi, Iniesta y Messi fueron formados en las categorías de base del club, y no costaron los millones de euros que frecuentemente se gastan en contrataciones.
Por lo tanto, queda a reflexión: hasta qué punto la búsqueda de la victoria en las edades de formación debe ser de carácter prioritario? La tendencia mundial va a favor de la disminución de esa importancia de rendimiento precoz, trayendo las necesidades de desarrollo total de los individuos, mismo que algunos resultados negativos ocurran durante el transcurso.[/vc_column_text][vc_column_text]
Marcelo Possari Matsuguma | CEO WCGSports | Bachillerato en Educación Física de la Universidade Estadual de Campinas- São Paulo | Técnico de Fútbol y Fútbol Sala con experiencia internacional en las categorías de formación y profesionales
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